lunes, 19 de mayo de 2014

Irlanda del Norte (Derry)

Nada más llegar a esta ciudad, ya se respira en el ambiente cierto aire extraño, como si estuvieramos trainte años atrás, las calles vacías en las que sólo había críos jugando y haciendo cosas peores, esa misma noche hubo un intento de ir a tomar pintas por la ciudad amurallada, pero al ser lunes de pascua, la gente iba demasiado perjudicada y ya cerraban los garitos, así que el estómago pidió algo de comer, y algo muy típico en Irlanda del Norte es la pizza, como ya todos sabréis... Así que mientras el jefe napolitano de la pizzería nos preparaba la pizza, y gente lugareña nos hablaba mientras iban como alicuécanos y algunas mujeres hasta hacían proposiciones indecentes, costándoles tenerse en pié, cogimos nuestra cena y para el albergue, pues vaya panorama.

Ya la mañana siguiente, sin prisa, hacemos un tour a pié por la ciudad, mientras nos explican las movidas entre católicos y protestantes, que en la actualidad aún se hace candente hoy en día, así que recorrimos la muralla, desde la que en una parte se divisa un barrio protestante pro-Reino Unido, en el que las farolas y bordillos de las aceras están marcados de azul, blanco y rojo y con ciertos grafitis, alguno claramente recuerda a Iron Maiden, probablemente lo dibujaran a propósito, pues en estas tierres les gusta la buena música.



Terminado el tour y ya salidos del centro, nos dirigimos al río, el cual se ve que en los últimos tiempos le han dado un lavado de cara, con su pasarela moderna y su ribera bien cuidada con carril bici y vegetación, aquí si que parece una ciudad moderna.


Ya vista gran parte de la localidad, dejamos para el final lo que más nos atraía, el Bogside, el barrio donde tuvieron lugares los disturbios tragícos de Bloody Sunday, en el que fallecieron catorce manifestantes desarmados a favor de los derechos civiles de Irlanda del Norte a manos del ejército británico, lo cual provocó que la gente se alistará en masa en el IRA, ejército irlandés republicano, ya que los irlandeses y a su vez católicos estaban asediados y maltratados por los británicos. Y quedan muchos recuerdos sobre aquella época, como la pared que advierte que estás entrando en el Free Derry, espectaculares murales alegando a la paz y haciendo honor a la gente caída por aquel entonces, también quedan pintadas del IRA y está lleno de simbolos y banderas irlandesas, también se ve alguna Ikurriña que otra.



 
Los británicos llaman a la ciudad Londonderry, los irlandeses Derry, aunque actualmente la llaman Legenderry. Mucha historia en esta localidad desde su muralla hasta por el famoso conflico que habiéndo acabado a finales del siglo pasado, todavía sigue presente en cierto fondo, y esperemos que al final se enfríe del todo.

martes, 13 de mayo de 2014

Escocia (Islas Orcadas)

Tras un largo viaje, el ferry me dejaba en tierras que parecen ancladas siglos atrás, se respiraba como en otro mundo, sin polución, sin demasiadas muestras del desmedido desarrollo actual, y con la humildad y sencillez que junto con su dureza, hacen de los habitantes de islas gente muy auténtica, y parece que estés en otro país, mucho más lejano de Europa.
Tras llegar a Stromness y ver que tenía todo el albergue sólo para mí, era ya casi la hora de cenar, pero primero había que ver el partido de Champions en un bar local con los típicos parroquianos, y la verdad que tras un primer contacto con los isleños, el cual no fué el deseado ya que todos ellos iban en contra del equipo al que yo animaba, tuvieron un buen perder y tocó despedirse tras unas pintas con ellos. Tocaba ir a dormir, el dia siguiente prometía un paseo en bicicleta por la isla.

Ya amanecido, el día era ventoso y lluvioso a ratos, así que el plan de la bicicleta fracasó, toco cambiar de plan, y decidí dar un paseo por el pueblo, bastante agradable y acogedor, para después de comer ir a visitar la capital de las islas, Kirkwall. 



Tras cuarenta minutos en bus, llegamos a esta localidad, no muy grande precisamente, tras un paseo por la catedral, puerto, paseo marítimo, un parque y las calles centrales, ya habías visto todo, pero era todo bien bonito, y sobretodo destacaba como en el resto de la zona, la limpieza de las calles. Probé un bar de ahí una cerveza local, llamada Scapa Special, tipo Pale Ale, servida a temperatura ambiente, ligero tostado y sin gas. Se hace empalagosa al paladar, y con un fuerte postgusto amargo, muy recomendable. 





De vuelta a Stromness, me encuentro en el albergue a una mujer austriaca mayor que había venido a visitar la exposición de un amigo suyo con otra mujer que tenían un piso aparte alquilado en el pueblo. Cual fué mi sorpresa cuando el hombre me preguntó si era alemán por mi acento, tras decirle que era de Zaragoza, me dijo que Goya le apasionaba, así que enseguida salió la conversación adelante, me invitó a la exposición para la tarde del día después pero no podría asistir al tener que abandonar la isla, así que me invito a su piso para un picoteo entre todos y ahí tras hablar de todo un poco, me invitó a vino, queso y sobretodo a olivas, no sabía cómo agradecerlo, lo que se echa de menos esas cosas en el extranjero. Muy buena gente a la vez de interesante, ya que la gente del mundo artístico es peculiar en el buen sentido. Asi que entre unas cosas y otras tocaba volver al albergue.

El nuevo día no había amanecido mucho mejor, pero finalmente se paró el viento y salió el sol, así que aproveché para hacer una ruta por Skara Brae, que son los restos de un poblado de hace 5000 años, muy bien conservado dentro de lo que cabe. La playa sobre la que estaba ubicado no era menos espectacular.





La siguiente parada fueron las piedras del Ring of Brodgar, en un espectacular emplazamiento entre dos lagos, la mayoría de ellas seguían todavía en pie, la verdad que se lo tenía que pasar de maravilla poniendo las piedras ahí, normal, ni tenían televisión, ni internet, así que algo tenían que hacer, ir poniendo piedras por todos lados como si Obelix estuviera por ahí.





De nuevo en mi campo base, ya sólo quedaba comer, y coger el ferry de vuelta a la isla de Gran Bretaña, o como digo yo, a la isla escocesa, ya que estamos... mi sensación fue buenísima, un lugar totalmente recomendable para pasar si puede ser una semana, especialmente por las condiciones climáticas, pues nadie se espere más de dos dias seguidos de sol.

Dónde dormir: Hamnavoe Hostel, £20
Cómo llegar (Desde Edimburgo): Bus hasta Inverness (£29), Bus desde Inverness a Scrabster (£7) y ferry hasta Stromness (£17,75)

jueves, 8 de mayo de 2014

Irlanda (Galway - Cliffs of Moher)

En la coste oeste irlandesa, se encuentra una localidad que quizás no hayas escuchado ni leido sobre ella, pero es imprescindible visitar al menos una vez en la vida, habiéndola visitado ya, seguro que intentarás volver, esta ciudad asentada en la desembocadura del Río Corrib en la costa Atlántica se llama Galway.

Desde la estación hasta el hostel hay apenas dos minutos, con lo cual no se tarda nada en asentarte y comenzar a disfrutar. Lo primero fué ir a la búsqueda de un Lidl, que es lo más barato en estas tierras, por lo menos para comprar pan, queso, mortadela, fruta, pasta y galletas, parte de la dieta básica de un mochilero. Al ir sin mapa a la búsqueda del supermercado, tras un rodeo por media ciudad, lo encontramos, por lo menos ya paseamos por la zona fea de Galway, así que matamos dos pájaros de un tiro.

De vuelta al centro y con la comida ya en la nevera esperando ser asaltada, nos recomiendan ir a la parte del río, especialmente al otro lado, con lo cual somos obedientes y pasamos por alto el casco histórico para ir directos al río. Lo primero que llama la atención, es la cantidad de canales artificiales que salen y van paralelos entre sí. Al cruzar, nos encontramos con una catedral que imponente destaca sobre una zona de parques y recreos.



Recorriendo la ribera del río, en una magnífica tarde, destaca ver la multitud de gente disfrutando sentados o tumbados en la hierba, hablando con los amigos y aprovechando el sol, y la verdad que no es para menos, ya que las vistas a ambos lados de la ribera son hermosas.



Siguiendo de largo, nos encontramos con una isla a la que se puede llegar andando, pero no entrar ya que es privada para uso del ayuntamiento, y desde la que se puede disfrutar del atardecer, aunque aquí el aire soplaba con ganas.


Retornados al casco histórico, callejear por sus estrachas calles te hacen sentir como en calles de los cascos españoles, incluso algunas dejan apreciar sus aromas a comida que tanto recuerda a nuestro país, de hecho ahí hay un arco llamado: Spanish Arch. 



Por la noche, la ciudad se transforma, la alegre juventud que ahí habita, junto con la gran cantidad de universitarios, más los turistas, la hacen digna de ser disfrutada por cualquier, un muy buen rollo vayas donde vayas, y sobretodo, buena cerveza y mejor música.

Desde Galway, es obligatorio tomar un autobús y visitar los espectaculares Cliffs of Moher, hermosos e impresionantes acantilados por los que parece que eres una pulga entre gigantes, desgraciadamente sólo tenía dos horas para poder estar ahí, así que no pude disfrutar de un largo y precioso paseo por su borde durante kilómetros.