lunes, 6 de abril de 2020

Glenfinnan

En mi viaje en octubre del año 2017 por Escocia, me alojé durante dos noches en casa de mi buen amigo Mariano, al cual conocí años atrás mientras ambos vivíamos en Edimburgo. En esta ocasión, el vivía en la localidad de Fort William, en las Highlands. Así que fui a visitarlo.

Llegué hasta este pueblo, el más grande con diferencia de la zona, incluso tenía un edificio de la Universidad de las Highlands e Islas. Es un pueblo principalmente turístico, ya que se ubica en la base del Glen Nevis, el cual es el punto más elevado de la geográfia británica, alcanzando los 1.345 metros de altitud sobre el nivel del mar, lo cual hace que esté frecuentado por senderistas y montañeros venidos desde distintos lugares de Reino Unido, incluso de lugares más lejanos. Además, es el final del West Highland Way, que es una ruta senderista que une la ciudad de Glasgow con Fort William tras una distancia de 154 kilómetros. Además, está ubicada en el Great Glen, la falla que cruza Escocia de suroeste a noreste albergando cuatro lagos, siendo uno de ellos, el más famoso, el Loch Ness, aunque se encuentre más al noreste de la localidad en la que me encontraba en ese momento, ya que el lago junto al que se ubica esta población, es el Loch Linnhe.


Apenas llegué, fuimos al supermercado a comprar para comer y beber durante mi estancia ahí, y la verdad que tras cenar, no salimos de casa y optamos por ponernos al día, ver un partido por internet del Real Zaragoza, el cual empató y poner música popular aragonesa mientras degustábamos bastantes latas de cerveza McEwans, las cuales iban cayendo con facilidad.

La mañana siguiente, mi amigo tuvo que ir a la universidad donde estudiaba, mientras yo aprovecharía el día visitando un lugar muy conocido de Escocia. 

Tomé en la estación de Fort William un autobús con destino Glenfinnan. Tras haber recorrido la mitad de la distancia, me dicen que debo de bajar, y esperar a que venga otro autobús, ya que en ese punto la carretera se bifurca, yendo el bus en el que iba montado hacia otro lugar. Una vez montado en el autobús que llevaba a Glenfinnan con dirección Mallaig, alcanzo mi objetivo del día.

Habiendo descendido del vehículo, observo asombrado el viaducto de Glenfinnan, famoso en el mundo al aparecer en una película de la saga de Harry Potter, la cual nunca he visto, pero sé de sobras que allí aparece y por ello es un reclamo turístico. A mi, me daba igual la película, me centré en disfrutar de la infraestructura, un viaducto que traza una curva sostenido por bastantes ojos que le dan un aire clásico. Camino por la zona para poder contemplar todo el paisaje, majestuoso, todavía más aún si cabe con el viaducto cruzando el valle, en el cual se ubica el Loch Shiel.



Me alejo del viaducto para explorar la zona, camino junto un río que acababa cruzando el puente ferroviario. Ya de regreso, decido subirme a una roca de unos dos metros de altura ubicada junto al camino asfaltado por el que volvía al punto de origen. Desde allí realicé unas cuantas fotos. Al intentar bajar de la roca, completamente húmeda y lisa, resbalo, y me golpeo en el codo izquierdo con la roca. Pensé que me había destrozado el codo, pero apenas me salió un moratón con el transcurso de las horas. Me alegré de ser tan duro. Pensando que no iba a poder ver el tren que por allí pasa, el Jacobite Steam Train, apareció en el último momento, ya que iba con retraso. Pude observarlo tirado por su locomotora, la cual expulsaba una nube de vapor hacia el exterior.


Tras ello, espero y subo en el autobús que me lleva hasta la localidad de Mallaig. Dentro del autobús saludo al conductor y a la poca gente que allí iba. Viví una situación bastante extraña, y era que se me quedó mirando una mujer de unos 45-50 años fijamente, sin saber por qué. Se levantó y se sentó en uno de los asientos más cercanos que yo tenía. Ella no decía nada, yo opté por ignorarla y mirar por la ventana. A saber quién era ella y que se le pasaba por la cabeza. Si era una persona desequilibrada o iba bajo los efectos de alguna sustancia. Lo mejor en los lugares desconocidos es ir a tu bola en estas situaciones. Finalmente se volvió a su asiento anterior.

Ya en Mallaig, enseguida se observa que estaba en un pequeño pueblo pesquero con su coqueto puerto con pequeñas y medianas embarcaciones. Desde aquí, hay un ferry que une esta localidad con la Isla de Skye.


Tras recorrerme enseguida este pueblo, entro a tomar una pinta a un pub llamado Steam Inn, donde disfruto de mi cerveza mientras otros parroquianos sentados en los sofás charlan y toman sus bebidas.


En breves momento tenía que coger el tren para volver a Fort William. Volvería en un tren regular, no en el Jacobita. Pero decido dar un pequeño paseo por la costa. En el pub no había ido al baño, así que comenzaba a tener bastantes ganas de evacuar la cerveza que había disfrutado unos minutos antes. Pero junto a la biblioteca, se ubican los baños públicos, a los que se podía acceder gratuitamente. ¡Menuda alegría! 

Ya como nuevo, decido relajarme y esperar a que llegue el tren, el cual termina en Mallaig, para volver de regreso a Fort William, donde me esperaría Mariano en la estación de tren.