martes, 24 de junio de 2014

Escocia (Durness)

Tras una odisea de mañana, llego a Durness, que se encuentra en la costa norte de Escocia, siendo el pueblo más al oeste sobre esta costa, la localidad está muy dispersa, tanto que desde una punta hasta la otra tienes unos quince minutos andando, el camino desde el pueblo de Lairg, que es donde cogí el minibús para llegar, fué espectacular, con uno de los lagos más largos de Escocia, y unas montañas que son de las más antiguas de Europa, alguna incluso estaba nevada, agradecer al conductor que me dejo sentarme de copiloto para explicarme todas las cosas y curiosidades del lugar, encantadora la gente de esta tierra.

Asentado en el albergue, el cual lo componen dos casas prefabricadas de madera de sólo una altura cada una sobre la Smoo Cave, una espectacular cueva que tenemos justo debajo, y que es una muy buena manera de empezar a inspeccionar el territorio.





Caminando hacia el centro del pueblo, a mano derecha podemos disfrutar de una preciosa playa, Sango Bay, entre peñascos y con una arena impoluta, que parece que nadie haya pisado en años, todo un espectáculo.





Saliendo de la localidad por la parte oeste, nos encontramos con una antigua base americana que hoy en día ha sido transformada en una especie de pueblo hippie, la verdad que es curioso encontrarse con esto en esta parte de Escocia, pero cierto es que está todo bien montado, incluso con sus negocios.

Cruzándonos Durness de nuevo hasta la parte este, volvemos al albergue para reponer fuerzas en forma de cena, y una vez repuestas, es hora de juntarse con gente local y turistas por conocer en uno de los pubs. Dicho y hecho, fué conocer a unos alemanes y cerrar el pub nosotros sólos, tras una sesión que creamos de música con el famoso Jukebox, que son las gramolas de toda la vida, y siendo cuidados por la camarera sirviéndonos gratuítamente y sin pedirselo a última hora una hamburguesa que nos supo a gloria, qué mejor manera de terminar el día que dando por fin una alegría al estómago.

El día siguiente ameneció nublado y frio, con el cuerpo bastante cansado, entre unas cosas y otras, pero tocaba hacer una caminata de unos cuarenta y cinco minutos para llegar a un pequeño embarcadero y coger un "ferry" para cruzar al otro lado de una ria para llegar al Cape Wrath, que es el Cabo más al noroeste del Reino Unido y poder disfrutar de los espectaculares acantilados con el faro sobre él. Al final de ferry no tenía nada, era un simple bote que para los que somos de secano como yo, pues acojonaba, pero al final hasta le cogí la gracia. Una vez al otro lado de la ría, tomé el mini autobús para entre zonas militarizadas con minas por campo a través y un terreno muy agreste y sin ningún indicio de vida, llegamos al faro. Y lo de llegamos me lo creo, porque tal era la niebla que no se veía a más de diez metros, así que nada, ni acantilados ni nada de eso, tuve que hacer una foto a como es el faro en un día soleado de verano. La mejor noticia llegó cuando el conductor dijo que era hora de volver, y haciendo el camino inverso, y tomando de nuevo el bote, llego al embarcadero, y me tocaba andar otros cuarenta y cinco minutos, pero lo pensé mejor y pregunté a unos buena pareja inglesa para si podían acercarme hasta el albergue, y así fué.




Sé que me dejé cosas por ver, pero el tiempo era nefasto, imposible poder disfrutar de nada, ya que tiene otros atractivos como el Balnakeil beach. Tiene que ser indescriptible disfrutar de esta área, una de las más despobladas de Europa, con más tiempo y sobretodo, con mejor tiempo.

Cómo llegar: Desde Edimburgo un tren a Inverness, desde ahí tren a Lairg para finalmente ahí coger el Durness Bus, el precio oscila según si se compra con antelación o no, pero puede salir por £30 en total.

Dónde dormir: Durness Youth Hostel, £18.

miércoles, 18 de junio de 2014

Escocia (Isla de Berneray)

Bajé del ferry como un soldado en una tierra casi desierta por explorar, dos mochilas y dos bolsas llenas de comida y bebida ya que en esta isla no hay nada de nada, ni tienda, ni bar, ni nada. Tenía el presentimiento de que el barco me dejaba en la otra punta de la isla, lo que querría decir que me tocaría andar unos tres o cuatro kilómetros bien cargado.

Tras sufrir durante una hora la caminata con todos mis bártulos y un calor nada propio para esta zona y, sobre todo a principio de mayo, llego mi alojamiento, que se trata de dos edificios pequeños, de una sola altura, con paredes de piedra cubiertas de cal y tejado de paja, muy característico y típico de esta zona, una auténtica maravilla.



En la isla, probablemente no vivan más de ciento cincuenta personas, así que me espera la calma absoluta, además compruebo que en mi alojamiento hay poca más gente pasando la noche, totalmente incomunicado, sin televisión ni internet, lo cual permitía tener conversaciones con el resto de la gente, o leer.

Una vez instalado, decido explorar parte de la isla, ya que no me iba a dar tiempo de verla toda, en bici habría sido posible, y también la mejor manera, empiezo bordeando la costa por la carretera hasta que encuentro una pista para ascender el monte más alto de la isla, lo de pista era por llamarlo de alguna manera, pues aunque estando señalizada con estacas, consiste en andar campo a través saltando cercas, entre ovejas y suelos inundados. Finalmente llego a lo más alto con una maravillosa vista de la isla y de la vecina Isla de Harris, un auténtico regalo a mis cinco sentidos.




Regresando por el mismo lugar, vuelvo a la carretera pero ahora bajo un pequeño desnivel para volver por la playa, una hermosa playa de arena clara y agua cristalina, no pude hacer otra cosa mas que abrirme una lata de cerveza y tumbarme un buen rato sin nada ni nadie que me molestara, aunque pude probar el agua, eso sí, hasta los tobillos sólo, no la fuéramos a liar.




Ya de regreso al albergue, el cual no tenia recepcionistas, sino una hucha en la que depositabas el dinero por noche que ibas a pasar en una caja poniendo tu nombre en una lista, decido sentarme en una piedra apoyado en una pared, y estar simplemente una hora sin pensar en nada.

Tras cenar y hablar un poco con la gente que ahí había, leí un rato y a dormir pronto, había que coger fuerzas para más aventuras, ya que tocaba coger un autobús que conecta mediante un puente con la vecina North Uist, pues están unidas por puente las islas de Berneray, North Uist, Benbecula, South Uist y Eriskay, toda una maravilla.

Probablemente esta isla haya sido lo más parecido a vivir en un paraíso virgen.

Dónde dormir: Berneray Youth Hostel, £12

lunes, 9 de junio de 2014

Escocia (Eilean Donan Castle)

Partiendo un viernes al mediodía, con sol y buena temperaturas desde Kyleakin, me dispuse a hacer autostop para ir hasta el Eilean Donan castle. Mi primera experiencia haciendo esto fue rara, pero tras diez minutos en la carretera, una profesora australiana que vivía en el pueblo donde se halla el castillo paró y se ofreció a llevarme, tras poco más de diez minutos de trayecto y una charla sobre la vida en la zona, llego a mi destino.

Este castillo es uno de los monumentos más fotografiados de toda Escocia, y es bien conocido por todos, no siempre fué así, ya que siglos atrás fue abandonado y destruído, para posteriormente reconstruirlo dejándolo tal y como está hoy en día. Para acceder al interior hay que pagar seis libras, así que esas seis libras estaban mejor en mi bolsillo, preferí disfrutar de las vistas del castillo situado sobre una isla, de hecho "Eilean" quiere decir isla en gaélico.



Había turistas, como no, pero no estaba masificado, aunque probablemente lo esté en alguna época del año, a uno de ellos, ya alejado del acceso al castillo, le pedí si podía hacerme una foto, y me dijo que era canadiense y tenía pensado ir a España en el futuro, también aproveché para fotografiar el pueblo donde se ubica, Dornie.



Ya alejándome del castillo, veo un cartel en la carretera que indica: Kyle of Lochalsh: 9, está en millas, así que en kilómetros eran unos 14, más los tres de propina que tendria desde ahí hasta Kyleakin, serían 17 kms. Así que a mi mismo me convencí de que había que hacerlos andando, así que sin pensar nada me puse manos a la obra. La verdad es que fué un acierto porque pude disfrutar de estos paisajes caminando en una parte por la cuneta, y casi en la mayoría por una acera que bordea la carretera. 



A casi mitad de camino, encuentro una tienda, así que aprovecho para comprar galletas, agua, y una bebida energética, para continuar mi caminar sin problemas. Ya avituallado, intento acortar en una bahía metiendome por casi la playa, para acabar en un bosque señalizado, pero que sólo tenía una salida, que era la misma que por donde entré, así que tras caminar unos dos kilómetros por el bosque en balde, pero disfrutando de tanta tranquilidad, vuelvo a la carretera por donde la había abandonado, dos kilómtros de propina para mis piernas.



Casi llegando a Kyle, dejo a mano derecha una senda que lleva al Loch Scalpaidh, pero hoy ya no había tiempo ni ganas para más, aunque la senda fuera de sólo tres kilómetros. Ya en Kyle, tras ver la curiosa estación de tren al borde del mar, entro al supermercado a comprar necesidades como eran cerveza y arroz. Aun quedaria algo más de media hora para llegar a Kyleakin, pero sólo tenia que cruzar el Skye Bridge, así que era pan comido. Ya entrando a Kyleakin oigo un balón y gritos propios del fútbol, así que encontré el campo de fútbol y habia un partido local con todas las bandas llenas de aficionados. Sólo fuí capaz de ver media hora de partido, y así poder llegar al albergue, ducharme, y tomarme una ansiada cerveza fría.




lunes, 2 de junio de 2014

Escocia (Tobermory - Isla de Mull)

Ya nada más bajar del ferry y pisar la Isla de Mull, se veía que no era una isla como cualquiera de las muchas que hay por la zona, desde el color de la hierba, la cantidad de vegetación, y el ambiente era totalmente distinto.


Esta vez solo nos centraremos en la localidad más importante de la isla, a la que desde el ferry debemos de coger un autobús y tras unos cuarenta minutos llegamos a Tobermory. Este pueblo está situado en dos partes, al borde de una altiplanicie, y la parte más pintoresca, que está justo debajo en una bahía, en la que llama la atención nada más llegar el colorido de sus casas.


Tras acomodarnos en la localidad, y una vez comido en un restaurante, filetes de merluza con patatas y salsa tártara, más que recomendable, buenísimo y sobretodo buena cantidad, tocaba dar un paseo por ella, comenzando primero por  subir por unas escaleras a la parte alta, ver un cementerio, y sobretodo ver cantidad de Bed&Breakfast para volver a bajar por otro camino, el cual al igual que el anterior, va bordeando un riachuelo, los cuales están llenos de cascadas.


Tras disfrutar de una pinta local en uno de los pubs, nos decidimos por ir a cenar al albergue, en el cual me encuentro a austriacos, polacos e italianos viendo Eurovision, los austriacos se lo tomaron bien, más les valía. Una vez cenados, ya con gente del albergue, tomamos una pinta en el pub de al lado, en el que siendo sábado había fiesta, pero no tocaba animarse demasiado, el cansancio de días anteriores se hacía ver.

El día después me propuse hacer una visita a la destilería de whisky Ledaig, buen whisky la verdad, recomendable, y después de comer salí del pueblo y tras un precioso paseo de unos kilómetros llegué a una quesería, en la cual, cómo no, compré un queso local para traer de regalo, con aroma a whisky rezaba la etiqueta.


La estancia se iba terminando, así que había que relajarse paseando por el puerto entre barcos de recreo y de pesca anclados, y sentado en un banco frente a las excelentes vistas de la localidad.


Dónde dormir: Youth Hostel, £18