viernes, 27 de noviembre de 2015

Islandia (Día 3) - Saeberg

Tras haber distrutado de la península de Snaefellsnes, con bastante pena comenzamos nuestra ruta hacia el norte y este de Islandia, pero antes de llegar a la capital del norte, Akureyri, decidimos darnos un capricho, locura o como queráis llamarlo.

Salimos por la mañana con la calma de Grundarfjordur, en muchas ocasiones, el desplazamiento por carretera entre dos puntos es lo peor del viaje, pero si lo haces en Islandia, probablemente sea lo mejor. Es imposible aburrirse por el estado de las carreteras, bordeas fiordos por precipicios, las vistas hacia delante son impresionantes, pero si paras, ya que hay poco tráfico, y miras hacía detrás, son hasta mejores todavía. Y por supuesto, hay que parar en las gasolineras, aunque no te gusté el café como es mi caso, pero con el frío no entra nada mal el chocolate caliente, ya que una vez pagas el vaso y te lo echas tú mismo, puedes repetir las veces que quieras. En algunas gasolineras puedes hasta echarte sirope incluso de whisky irlandes, delicioso.



Esta gasolinera es una cualquiera, en este caso situada en Stykkisholmur.


Ya con la ruta emprendida con nuestro nuevo destino en mente, era imposible no enamorarse de los paisajes, no sabías ni a donde enfocar con tu cámara de fotos.

Tras unas tres horas de circular por carreteras de grava y paisajes similares, llegamos a nuestro destino, el Albergue de Saeberg, totalmente en el campo, con la carretera principal no muy lejana pero con apenas servicios en las cercanías. Es una zona que aprovecha las aguas termales, como pudimos comprobar bañándonos en una piscina pequeña de dos niveles, al aire libre, en la que fuera estaríamos a 2 grados, pero dentro se estaba en la gloria, y más disfrutando relajadamente de las vistas.

El entorno era sencillamente idílico para desconectar de todo, sobretodo de los problemas diarios que todos tenemos en nuestro día a día. Impagable.







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