jueves, 30 de enero de 2014

Escocia (Stirling - Braveheart)

Si no han puesto en TV novecientas cuarenta y dos veces la película Braveheart, no la han puesto ninguna vez. Basada en hechos reales sobre la guerra de independencia escocesa. Antes de relatar mi viaje, os cuento brevemente la verdadera historia de la batalla.

La Batalla de Stirling es la más famosa aunque no la reflejan como ocurrió en realidad, ya que la batalla no fué en el campo, sino que los escoceses capitaneados por William Wallace, esperaron a los ingleses en la otra orilla del Río Forth. El puente por el que las tropas inglesas debían de pasar, tenía la anchura para que pasaran sólo dos jinetes de la caballeria pesada. Moray (del ejército escoces) y sus jinetes se habían posicionado en uno de los flancos ingleses al otro lado del río. Wallace dio la orden de ataque. Primero los arqueros dispararon una lluvia de flechas hacia los jinetes ingleses, en el momento en que Moray embestía contra el ejército inglés partiéndolo en dos y dejando a unos 5.000 infantes y jinetes enemigos aislados. Wallace y sus guerreros salieron en tromba hacia los ingleses aislados y con sus claymore (espadas gigantes escocesas de 1,60 metros aproximadamente) los destrozaron; incluso desmontaron a muchos y los arrojaron al río, ahogándose rápidamente por el peso de sus armaduras. El ejército inglés capitaneado por Warrene envió refuerzos, pero esto provocó que el puente cediera bajo el exceso de peso, llevándose a cientos de ingleses al agua que murieron ahogados. Los escoceses lanzaron un nuevo contraataque que causó la retirada inglesa, y el final de una batalla victoriosa para William Wallace y para Escocia.

Una última curiosidad sobre Braveheart, es que regalaron a la localidad una estatua de William Wallace con gran parecido a Mel Gibson, lo cual cabreó bastante al pueblo escocés, el cual decidió maltratar con pintadas y todo lo que podían a la estatua porque la consideraban vergonzosa, y visto lo visto que aunque no fuera mala la intención... estoy de acuerdo totalmente con mis "paisanos".

Ya en nuestros días, en mi visita a Stirling (una de las seis ciudades escocesas), tras llegar en tren a la localidad, decido al salir de la estación, moverme por la ciudad sin mapas y sin preguntar, imposible perderse (en Escocia, Teruel sería una de las ciudades más grandes e importantes), simplemente dejándome llevar por la magia de un casco urbano con tanta historia como encanto, y no me costó mucho encontrar el Castillo de Stirling, simplementé caminé por calles empinadas hasta llegar a lo alto del municipio. El castillo, es del mismo estilo que el de Edimburgo, pero lo que más me impresionó fueron las vistas, aunque cabe destacar el cementerio que hay junto a él, lo sé, tengo debilidad por los cementerios en estas tierras, prometo un día hablar sobre los cementerios de Edimburgo.

Desde el Castillo, se veía al otro lado del valle por el que transcurre el Río Forth, el monumento a William Wallace, para el que tenía que recorrer unos 3 o 4 kms andando o bien coger un autobús, lógicamente elegí la primera opción, ya he malgastado muchas horas de mi vida en los Autobuses Urbanos de Zaragoza. Un gran paseo de unos 40 minutos que comenzó bajando desde lo alto de Stirling por calles medievales que te devolvían siglos atrás. Una vez encontrado el río, lo atravesé para caminar por calles residenciales que sólo respiraban tranquilidad y llegar a la falda de la colina donde se situaba el monumento a Wallace, sólo quedaba un gran ascenso entre vegetación salvaje y abundante pero con las sendas bien limpias y marcadas, vale la pena el esfuerzo para llegar a lo alto. Ya arriba hay dos opciones, o bien se podía entrar al monumento, pagando £8, o conformarse de las vistas dando un respiro y disfrutando de un rato relajante, cosa por la que me incliné.



Esta vez volví por el puente que sustituyó al que se vino abajo en la batalla antes citada, por suerte aguantó mientras pasé y sigue en pié todavía. También hubo tiempo para hacer el tonto tirando piedras al río desde la ribera. 

De vuelta al centro de la ciudad, tocaba encontrar un Pub cualquiera, no debo de tener mal ojo, pues daba gusto ese pub (No 2 Baker Street), típica taberna de la zona, donde no faltaba ningún detalle en la decoración, y me decidí por degustar una pinta de Carling, no era la primera que tomaba, ni la última. Esta cerveza lager, suave, con cierto toque afrutado, es fabricada en Inglaterra, muchos la conoceréis por patrocinar la Carling Cup inglesa. Es una de las mejores para tomar tras hacer deporte en un día caluroso, que creeroslo o no, de vez en cuando los hay por estos lares, además, por su baja graduación alcohólica es muy fácil de beber.

Finalmente a media tarde tocó volver a casa en tren, la verdad que fuí a la ciudad por la historia de la batalla, y me sorprendió gratamente todo su casco viejo, castillo, río, y sobretodo el imponente Wallace Monument.

Cómo llegar: Tren desde Edimburgo (50 minutos)

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